
Tarde de nostalgia
la ciudad despliega nubarrones como telón de fondo.
La tormenta arrastra mis pensamientos.
El implacable tiempo, artista que pinta
lienzos repletos de recuerdos.
Un abrazo eterno,
una estela de nostalgia que se aferra al alma./jn
Tarde de nostalgia
Nada es para siempre.
Hay quienes olvidan que la vida es efímera y desperdician cada instante en una rutina vacía.
Viven con locura, ignorando las pequeñas gotas de amor, sabor a miel que se desvanecen sin dejar rastro.
Las hojas bailan en el viento, susurran en sus ramas, su canto se eleva para acariciar las almas.
Todo se marchita cuando el sol se apaga.
La penumbra del ocaso se disipa, mientras la noche invita a la calma del descanso.
Las estrellas parpadean, como recuerdos lejanos. ...
El Tiempo
El tiempo se desvanece en nuestro pensamiento infinito.
Sentimos hoy; mañana, nada.El aliento apenas basta para un suspiro.
La vida se diluye, como los recuerdos en la niebla que dispersa el viento.
El tiempo, con sutil reserva, observa, acechando las ocurrencias: llantos, tragedias y amores nuevos.
A su paso, todo se vuelve añejo, desaparece, se escapa de la cotidianidad. /jn
MI VIEJO
Mi viejo suspira, un destello en sus ojos evoca su juventud pasada. ¡Oh, tiempo!, ¿por qué no aplastas a ese tal David?, se pregunta.
Continúa corpulento,
bañándose a diario ante la mirada del caminante nuevo.
Mi viejo suspira, ya no camina como en sus años mozos; camina lento, inhalando aromas de los tiempos frescos.
Los recuerdos llegan y se disipan, como nubes en su mente. El crisol ardiente de la paciencia se derrama,
vierte dictámenes en el silencio, doblega.
La respiración profunda acaricia el abismo,
lágrimas sin sal cruzan la línea absurda del destino.
¿Suicidio? ¿O no? Qué más da.
El amor se ciñe al negro,
un duelo perpetuo, un luto sin tregua.
Sufrimiento ubicuo, filo que desgarra lo inasible.
¿Quién mide la verdad en las palabras?
Incertidumbre y odio al mundo,
una ira que escala hasta los huesos.
El cuerpo roto implora tregua;
la muerte, en espera, flagela su propia...
Tu rostro de niña se transforma en monstruo.
La implacable maldad de los hombres perturba tu mente,
apaga tus deseos de vivir, apaga tu ilusión por sonreír.
Tus hermosos ojos se tornan perversos,
ansiosos de venganza y de sangre;
te muestras ahora maligna,
pues te posee el diablo,
y no eres dueña de ti.
Oh, ¡mi niña!,
¿qué diera por sacar de tus adentros
aquellos malignos avernos
para disfrutar de tu esencia nuevamente? /jn
Jorge Núñez
Eres sabio, has seguido la constante,
trazando senderos en el vasto horizonte.
Los años mozos, sombras que se han ido,
susurros de risas que el viento ha llevado.
El aliento cansado del chiflo,
resuena en tu pecho como un antiguo lamento,
anuncia tu llegada, como el eco del tiempo,
una sinfonía olvidada .
Montas tu corcel de acero como se debe, de forma equivocada. La rueda de piedra espera en silencio, guardiana de historias, de amores desterrados.
Los filos se confabulan, se han dispersado, se...
PALABRAS VAGAS
Jorge Nuñez
Los primeros rayos del sol se disuelven
en contrastes y tonalidades que susurran calma.
El aire se llena de silencios.
Los sentidos despiertan, rompen las palabras vagas,
buscando en su huida una rima olvidada.
La creatividad se oculta, el juicio, aletargado, se convierte en engaño.
La mente, sin tregua, danza en su laberinto.
Teje sombras en la claridad, en búsqueda de respuestas no preguntadas. /jn
Lago de Reyes
Jorge Nuñez
La niebla busca encontrarse con sus antepasados,
deslizándose sigilosa entre sombras del pasado,
susurra secretos guardados en sus brumas,
y las partículas tóxicas en su lecho la detienen,
como guardianes indeseables de un tiempo olvidado.
aguas de antiguas batallas, de coraje y sacrificio,
protectora de guerreros que lucharon por su gloria,
y de mercadeo, en días de paz y bonanza.
Lago de Reyes te nombraron.
sus rostros reflejados en la superficie rota,...
EL SILENCIO DEL VIENTO
Jorge Nuñez
El amanecer frío y nublado invita a la reflexión.Jorge Nunez
Te fuiste, como yo, aquel día de relámpagos y truenos.
El frío se disipó, como el mal que propiciaba estruendos.
Mis ojos se cerraron, los tuyos con otros besos.
No lo niegues, te vi desde lo lejos,
un laberinto oscuro eclipsó tu rostro.
Mis ojos se cerraron, los tuyos con otros besos.
No lo niegues, te vi desde lo lejos.
Aquí estoy, tú también, la vieja banca,
juramentándonos otra vez; amor eterno. /jn
La casa y la niña
En esta casa vivió la niña. Era feliz; cantaba, bailaba, se columpiaba alegremente en mis frondosas ramas.
En esta casa vivió la niña. Se marchó sin decirme nada; la cautivaron gigantescas murallas.
En esta casa vivió la niña. Desapareció en aquel carruaje sin bestias que lo tiraran, impulsado por fuerzas endemoniadas.
¡Oh, hermano tiempo!, permíteme ver a mi niña, antes que el invierno llegue y doblegue para siempre mis encorvadas ramas. /jn